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BARCELONA

  • VISIONA2
  • 10 feb 2019
  • 4 Min. de lectura

La ciudad condal fue el primer viaje que realizamos J y A juntos. Elegimos este destino porque queríamos adentrarnos en los paisajes de España, muy ricos y variados en cultura y estilo, y al ser Barcelona la segunda ciudad más grande del país nos pareció el destino ideal para empezar a conocer lo que podía ofrecernos el mundo más allá de nuestra Madrid natal.

Nuestro viaje comenzó con un largo trayecto en bus de cinco horas, incluyendo una "animada" parada en Zaragoza. El trayecto fue tedioso, sí, pero nos permitió disfrutar de los hermosos paisajes de la península, un espectáculo natural poco valorado pero igualmente precioso (aunque nos pasamos buena parte del viaje durmiendo o viendo películas).

La llegada a Catalunya no fue del todo sencilla, desorientados y agotados tuvimos que ingeniárnosla para encontrar la parada de Metro, que se empeñaba en esconderse de nosotros. Aún así, valientemente logramos llegar y sacar el bono de diez viajes para poder llegar a nuestro alojamiento.


Lo primero que visitamos fue Plaça de Catalunya, también conocida como el primer lugar que el ejército de palomas invasoras conquistó a la humanidad. Desde ahí anduvimos por la Ronda de Sant Pere hasta el Arc de Triomf, un impresionante monumento de estilo neoárabe que da la bienvenida a la Ciutadella situada al final de un bonito paseo. Tras las fotos de rigor, teníamos la esperanza de visitar el parque, pero por desgracia estaba cerrado y tuvimos que dar la vuelta. Seguidamente decidimos hacer la obligatoria visita a la Sagrada Familia lo que nos costó una interminable caminata destroza pies por el Paseo de San Juan.

Este monumento, que lleva en construcción más de un siglo (lo que suele ocurrir en todas las obras, aunque sea para alicatar el baño) es el emblema por excelencia de la ciudad de Barcelona, aunque a nosotros nos dejó un poco desilusionados, ya que nos esperábamos algo más impresionante. Quizás influyó el hecho de que apenas hay espacio para verla bien desde fuera, debido a que se encuentra entre un parque lleno de árboles y una carretera, lo que dificulta la visión de la basílica.



De ahí fuimos a comer a un muy catalán McDonalds, lo que también supuso un rodeo bastante largo por la zona, ya que no encontrábamos ninguno. Los restaurantes se encuentran muy desperdigados y alejados unos de otros, aunque admitimos que nos perdimos y que la hamburguesería finalmente se encontraba al lado de la Sagrada Familia, así que a pesar de todo, volvimos al punto de partida. 😂


Al día siguiente pusimos rumbo a Plaça d'Espanya cogiendo el metro donde pudimos ver dos magníficas torres que abren la avenida de la reina María Cristina. Al final de la misma se encuentra el Castillo de Montjuic, cuyas vistas no dejaron sin aliento, el cuál ofrece unas vistas panorámicas de toda la ciudad.



Después de esta visita nos fuimos a comer a un KFC, y de allí nos desplazamos hacia La Rambla, un lugar situado al sur de Barcelona conectando con el puerto, donde vimos el Mercado de la Boquería y J probó un batido de frutas que estaba delicioso, tanto que se compró dos; cabe destacar la inmensa cantidad de gente que estaban paseando por La Rambla, casi tanta como palomas en Plaça de Catalunya. De este pintoresco paseo nos fuimos al puerto, que está presidido por una bella estatua de Colón. Caminamos por las orillas del Mediterráneo y nos adentramos en el Centro Comercial Mare Magnum, un espacio enorme de tiendas, pasando por la Rambla de Mar y con ello acabamos el día.


Con la llegada de un nuevo día, decidimos ir a ver la Anella Olímpica, que acogió los Juegos Olímpicos de 1992, donde se encuentran el Palau Sant Jordi y el monumental Estadi Olímpic Lluís Companys, a su vez nos perdimos por los Jardins de Mossèn Costa i Llobera. Esa fue nuestra segunda visita a Montjuic, ya que no sabíamos que estaba justo detrás y nos gustó tantos las vistas del castillo que volvimos una vez más para llevarnos un buen recuerdo. Por la tarde compramos un ticket para el autobús turístico que recorre toda Barcelona, saliendo de la capital del Imperio de las Palomas (Plaça de Catalunya). Primero cogimos la línea roja que surca la mitad sur de la ciudad, de la cual ya vimos la mayoría de los sitios por nuestra cuenta, y después realizamos la ruta azul donde descubrimos nuevos lugares como Camp Nou, Av. Diagonal, El Palau Reial entre otros, que no nos hubiera dando tiempo a visitar sino fuese gracias a esta ruta; como anécdota graciosa A recibió el ataque salvaje de la rama de un árbol durante la ruta 😂



Seguidamente, conseguimos entrar en la Ciutadella y pasear por el embriagador parque que alberga y a su vez pudimos parar a contemplar el Parlament que se encuentra en su interior. También, dimos una vuelta por el siempre espectacular Paseig de Grácia y observamos las casas de Gaudí como la Casa Batlló y la Pedrera entre otras.


El último día vimos el Barrio Gótico, donde se encuentra el ayuntamiento y el Palau de la Generalitat (y donde nos pilló una procesión ya que fuimos en Semana Santa), en esta zona se puede apreciar un cambio radical de la arquitectura de Barcelona, haciendo que nos transportemos a épocas pasadas.

Y por último, paseamos por la playa de la Barceloneta bajo la mirada de la luna y nos tomamos en helado que estaba delicioso.


Al día siguiente cogimos un bus de regreso a Madrid cuyo trayecto duró ocho horas que se nos hicieron eternas.


Es un viaje que recomendamos completamente a todo el mundo pues se trata de uno de los lugares más representativos de España y tiene lugares dignos de visitar, sin olvidar el crisol de culturas que allí conviven.

Como habéis podido ver la comida rápida fue una buena aliada en este viaje, para así coger fuerzas y poder continuar con nuestra visita. Es preciso mencionar que Barcelona es una ciudad de grandes distancias y que si quieres pasear por sus calles no te librarás de un buena caminata, pero merece la pena ya que así tienes la oportunidad de conocer de primera mano sus calles y ambientes más especiales.


J&A


1 Comment


Lidia
Lidia
Feb 10, 2019

Genial reseña! No hay mejor ocio que un buen viaje y en buena compañía.

Que bonito ver cómo todavia hay gente que se interesa por la cultura.

P. D: aunque sea comida rápida es la mejor jajajaja

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